Bajando por la carretera federal 307, pasado Tulum, a unos 61 kilómetros de Playa del Carmen, nos encontramos con el extremo norte de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an. Ahí mismo podemos visitar las ruinas mayas de Muyil., a la orilla de la laguna del mismo nombre, a la que, por cierto, se puede llegar navegando desde el Mar Caribe. Su nombre se tomó, ya en la época colonial, de esa misma laguna.
Está dentro del territorio del municipio de Felipe Carrillo Puerto, en mitad de un entorno natural magníficamente conservado. Estas ruinas mayas han sido incluidas dentro de los planes de conservación y mantenimiento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por lo que está habilitada para las visitas.
La zona está dividida en dos sectores, Muyil A, donde podremos encontrar basamentos piramidales, estructuras religiosas o un camino interno de por lo menos 500 metros; y Muyil B, más pequeño, en el que destaca su edificio cívico-religioso. Estamos ante el más importante de los hallazgos arqueológicos localizados en el interior de Sian Ka’an.
El elemento arquitectónico más importante es El Castillo (en la foto), una estructura piramidal de cinco cuerpos, coronada por un templo, de 17 metros de altura. El tipo arquitectónico es similar al de la zona maya guatemalteca de Petén y conserva elementos de dos épocas de construcción distintas. En esa misma situación se haya también otro de los edificios importantes, el llamado Templo VIII, una estructura piramidal de tres cuerpos con un pequeño templo en lo alto que, curiosamente, fue cubierto con otro edificio con posterioridad a su construcción; se han encontrado restos de pintura mural en la parte inferior de este edificio.
Se sabe que Muyil comenzó a ser habitada en el periodo Preclásico maya, 300 años antes de nuestra era, época en que seguramente las construcciones serían de madera y palma y no se conserva nada; aprovechaban para su sustento todo lo que la selva les proporcionaba, y, gracias a los canales que parten desde la laguna, establecieron fructíferas relaciones comerciales con su entorno, principalmente en lo que hoy es Belice. Pero esto cambiará drásticamente hacia el año 600 de nuestra era, ya en el periodo Clásico, coincidiendo con un gran desarrollo urbanístico y demográfico, pasando a comerciar con ciudades de la Península de Yucatán.
El auge de esta ciudad se produce en el periodo Posclásico (en torno al año 1000 de nuestra era), seguramente bajo la influencia de la poderosa Chichén Itzá y la extensión de las redes comerciales costeras que propició. La mayoría de los edificios que se conservan son de esa época.
Según la página del INAH aún no tiene servicios sanitarios la zona arqueológica, aunque sí zona de estacionamiento. La entrada cuesta 29 pesos (unos 2 euros) y el horario es de 8 a 17 horas, de lunes a domingo.
Francisco Cenamor
The Fives blog Playa del Carmen
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